Clonar una máquina virtual es realmente sencillo. En el caso de KVM es tan simple como apagar la máquina virtual para tener consistencia de datos y utilizar el comando virt-clone.
Podemos hacerlo de dos formas, siguiendo un asistente ejecutando virt-clone con el parámetro –prompt o pasar a mano todos los parámetros necesarios.
En el primer caso simplemente respondemos las preguntas que van saliendo, que básicamente son:
- Nombre de la máquina virtual a clonar
- Nombre para la máquina virtual resultante
- Ruta al disco o discos clonados (discos destino).
# virt-clone --prompt What is the name of the original virtual machine? virtual01 What is the name for the cloned virtual machine? clon_virtual01 What would you like to use as the cloned disk (file path) for '/var/lib/libvirt/images/virtual01.img'? /var/lib/libvirt/images/clon_virtual01.img Allocating 'clon_virtual01.img' 5% [=- ] 29 MB/s | 437 MB 04:25 ... ... Clone clon_virtual01 created successfully
Este mismo ejemplo podríamos ejecutarlo directamente de esta forma (si ejecutáis un –help veréis todos los paramétros:
# virt-clone -o virtual01 -n clon_virtual01 -f /var/lib/libvirt/images/clon_virtual01.img Cloning virtual01.img 4% [==- ] 134 MB/s | 390 MB 00:58 ETA
Otra opción que hace aún más sencillo el trabajo es dejar al propio sistema que elija automáticamente el nombre de la máquina virtual destino y las rutas a los nuevos discos. Para ello usamos el parámetro auto-clone:
# virt-clone -o virtual01 --auto-clone
Un consejo: la primera vez que arranquéis un clon, hacedlo en single-user, runlevel 1 o cualquiera que os permita modificar la configuración de red para evitar conflictos, MAC e IPs duplicadas, etc.